Morishima estaba harta de las constantes habladurías a sus espaldas. Decidió tomar cartas en el asunto y enfrentar a las dos chicas que siempre susurraban sobre ella en los pasillos de la escuela. Con paso firme, se acercó a ellas, su rostro reflejando determinación.
"¿Qué es lo que tienen que decir sobre mí ahora?" Su voz resonó con una mezcla de enfado y cansancio.
Las chicas se quedaron atónitas, sin poder articular palabra. Morishima no esperaba una disculpa, solo quería que entendieran que sus palabras tenían consecuencias. Sin embargo, lo que sucedió a continuación la tomó por sorpresa.
Una de las chicas, visiblemente nerviosa, finalmente habló: "Lo siento, Morishima. No teníamos idea de que nuestras palabras te afectaban de esta manera. Fue inmaduro de nuestra parte hablar sin pensar."
Morishima se quedó sin habla. Nunca había esperado una reacción así. Lentamente, una sonrisa tímida se formó en su rostro. Quizás, después de todo, la comunicación abierta y honesta podía resolver más problemas de los que creía.