En un mundo donde los seres humanos eran esclavizados y devorados por una raza superior, Tang San se encontraba perdido y desesperado en su búsqueda por la reencarnación de su amada Xiao Wu. La desolación y la crueldad reinaban en todas partes, y cada paso que daba parecía llevarlo más lejos de su objetivo.
Un día, mientras vagaba por un bosque oscuro y sombrío, Tang San escuchó un susurro en la brisa nocturna. Intrigado, siguió el sonido hasta encontrarse frente a una figura misteriosa envuelta en sombras. "¿Eres tú, mi viejo amor?", preguntó con esperanza en los ojos.
La figura se dio la vuelta lentamente, revelando unos ojos brillantes llenos de sabiduría y poder. "No, Tang San," dijo con voz melódica. "Pero puedo ayudarte a encontrarla."
Intrigado, Tang San escuchó atentamente mientras la figura le revelaba un antiguo artefacto capaz de abrir portales a través de dimensiones paralelas. Con determinación en el corazón, Tang San aceptó el desafío y se adentró en el portal, dispuesto a enfrentar cualquier peligro con tal de reunirse una vez más con su amada Xiao Wu.
Lo que le esperaba al otro lado era un mundo desconocido y lleno de peligros, donde la oscuridad y la luz se entrelazaban en una danza mortal. Con su determinación y sus habilidades marciales como única guía, Tang San se adentró en lo desconocido, listo para enfrentar cualquier desafío con tal de encontrar a su amada y traerla de vuelta a su lado.