El Cultivador Inmortal, conocido como Tigre Blanco, se despertó de su largo sueño de diez mil años con una intensa sensación de desorientación. Al abrir los ojos, se encontró en un mundo completamente diferente al que recordaba: ahora impregnado de energía espiritual y mana. Consciente de que su cuerpo inmortal no podía soportar la mezcla de estas energías, se embarcó en una búsqueda desesperada para encontrar un nuevo recipiente para su alma errante. Tigre Blanco sabía que solo con un nuevo cuerpo podría adaptarse a este futuro desconocido y enfrentar las aventuras que le esperaban. Con determinación inquebrantable, se dispuso a desentrañar los misterios de este nuevo mundo y a descubrir su lugar en él, llevando consigo el peso de diez mil años de soledad y poder acumulado. La oscuridad acechaba en cada esquina, pero el Cultivador Inmortal estaba decidido a resistir y a encontrar su camino en este universo fantástico y futurista.