Bajo la luz tenue de la luna, Do-yoon observaba a Soo-ah con una mezcla de preocupación y deseo. Desde pequeño, había sido su protector, su figura fraternal en la que confiar. Sin embargo, algo extraño estaba sucediendo esa noche. Soo-ah, el dulce omega que siempre había conocido, estaba cambiando frente a sus ojos. Sus movimientos eran más seductores, su mirada más intensa, y Do-yoon se encontraba completamente embrujado por esa nueva faceta de su amigo.
A medida que el ciclo de celo de Soo-ah se intensificaba, Do-yoon se veía arrastrado a un mundo de pasión y conflicto interno. Intentaba resistirse, recordándose a sí mismo que solo debía proteger a Soo-ah, no sucumbir a sus encantos. Pero cada roce, cada mirada, lo empujaba más hacia un abismo de deseo prohibido.
¿Acaso eso era solo un ciclo de celo, o algo más profundo estaba ocurriendo entre ellos? Do-yoon se cuestionaba su propia naturaleza, su papel como beta en esa relación cada vez más enredada. Y cuando Soo-ah murmuró con voz ronca: "Como a hyung le gustan los idiotas que parecen basura, yo me esforzaré más", Do-yoon supo que estaban cruzando un límite peligroso, uno que cambiaría sus vidas para siempre.