Título: El pájaro del bien y el mal.
En aquel día que Dios concedió mi deseo, me desperté en un cuerpo humano, con la brisa fresca acariciando mi piel. La sensación de libertad que una vez tuve en el aire ahora se transformaba en una prisión de carne y hueso. Con cada paso, cada latido del corazón, sentía el peso abrumador de la existencia humana.
Durante ese único día, experimenté las alegrías y las penas de los mortales. Sentí el calor del sol en mi rostro y el frío cortante del desamor en mi alma. Observé a la gente correr de un lado a otro, persiguiendo sueños que muchas veces resultaban ser ilusiones fugaces.
Fue al caer la noche, cuando el cielo se tiñó de tonos púrpuras y anaranjados, que comprendí la verdadera lección detrás de aquel regalo divino. Aunque fugaz, la experiencia humana me enseñó a valorar mi libertad como pájaro, a apreciar la belleza de surcar los cielos sin ataduras.
Al amanecer del día siguiente, me desperté de nuevo en mi forma original, con alas desplegadas y corazón ligero. Agradecí a Dios por permitirme vivir aquella experiencia transformadora, por recordarme que la verdadera libertad reside en aceptar quiénes somos, en encontrar paz en nuestra propia naturaleza. Y así, volé hacia el horizonte, sabiendo que la dualidad del bien y el mal siempre estaría presente, pero que la elección de cómo vivir nuestra vida nos pertenece solo a nosotros.