Ella se encontraba de pie frente al espejo, observando atentamente la imagen que le devolvía. Sus ojos, por lo general oscuros y profundos, ahora brillaban en un tono diferente, más suave y femenino. Su corazón latía con fuerza, mezcla de asombro y miedo. Había despertado en un cuerpo desconocido, en una realidad que no lograba comprender. Cada noche, al cerrar los ojos, era transportada a una celda oscura donde su reflejo en el espejo era el de una niña pequeña, indefensa y asustada.
La línea entre los sueños y la realidad se desvanecía cada vez más, haciéndole cuestionar su propia existencia. ¿Era él realmente ella mientras dormía, o todo era parte de su imaginación? Los días en la preparatoria se volvían una tarea aún más difícil de sobrellevar, con la presión constante de mantener su identidad oculta. Los susurros y miradas curiosas a su alrededor lo mantenían en guardia, sin saber en quién confiar.
Pero en medio de la confusión, un grupo de chicas se acercó a él, despertando emociones encontradas en su interior. Cada una con su propio misterio y atractivo, parecían tener respuestas a sus preguntas más profundas. La verdad detrás de sus extraños sueños y la conexión con la niña en la celda podían estar más cerca de lo que jamás imaginó. Mientras tanto, el peligro acechaba en las sombras, esperando el momento adecuado para revelarse y cambiar su destino para siempre.