Bajo el cielo estrellado de Aman, Ken se encontraba temblando de miedo. La mordedura del vampiro aún ardía en su cuello, recordándole lo frágil que era su existencia. Agia Frederick, con su mirada penetrante y su aura poderosa, le tendió la mano en un gesto que Ken no pudo comprender del todo. El joven mesero sabía que su única salvación residía en la intimidad física con Agia, pero algo en la forma en que lo miraba le hacía dudar de sus verdaderas intenciones.
Mientras la noche avanzaba y la luna iluminaba sus rostros, Ken se dio cuenta de que nada era lo que parecía en Aman. La nación religiosa escondía secretos oscuros tras su fachada de pureza, y Agia Frederick no era la excepción. Entre susurros de traiciones antiguas y promesas quebrantadas, Ken se vio envuelto en una red de mentiras y deseos prohibidos.
¿Podría la relación entre Ken y Agia sobrevivir a la tormenta que se avecinaba? ¿O estaban destinados a ser víctimas de un enamoramiento fallido, donde el peso del pasado era más fuerte que cualquier sentimiento presente? En medio de la oscuridad, Ken buscaba respuestas, sabiendo que su destino estaba entrelazado con el de Agia de una forma que ni él mismo comprendía por completo.