En una soleada mañana de primavera, Juan se despertó con una noticia impactante: su hermana, Sofía, había perdido la memoria en un accidente y olvidado todo lo relacionado con el sexo. A medida que intentaba ayudarla a recuperar su memoria, se vio envuelto en situaciones cómicas y embarazosas que desafiaban su paciencia y su autocontrol.
Sofía, con su inocencia renovada, mostraba una curiosidad insaciable por aprender sobre este mundo desconocido para ella. Juan, por otro lado, se debatía entre su deseo de proteger a su hermana y el creciente deseo que despertaba en él al verla descubrir su propia sensualidad.
Entre malentendidos, lecciones improvisadas y momentos incómodos, los dos hermanos se encontraron enredados en una relación intensa y prohibida que desafiaba las normas sociales y sus propios límites morales. Sin embargo, a medida que exploraban juntos este nuevo territorio, descubrieron que su vínculo familiar se fortalecía, y que el amor verdadero trascendía cualquier barrera impuesta por la sociedad.
Con cada risa compartida, cada mirada cómplice y cada gesto de cariño, Juan y Sofía se embarcaron en un viaje de autodescubrimiento y crecimiento personal que los llevaría a cuestionar todo lo que creían saber sobre el amor, la familia y la intimidad. Y en medio de la confusión y el caos, encontraron un refugio en los brazos el uno del otro, donde la pasión y el afecto se entrelazaban en una danza eterna de deseo y ternura.