En medio de la oscuridad, Riku y Sora se encontraban huyendo desesperadamente. Los enemigos los habían acorralado en un callejón sin salida, sin ninguna posibilidad de escapar. Riku, con su espada en mano, se interponía valientemente entre Sora y el peligro, dispuesto a darlo todo por proteger a su amado.
De repente, una explosión resonó en el aire y Riku resultó gravemente herido. Sora, presa del pánico, se arrodilló a su lado, tomando su mano entre las suyas mientras las lágrimas brotaban de sus ojos.
Entre sollozos, Riku le susurró a Sora palabras llenas de amor y despedida, creyendo que su fin estaba cerca. Sin embargo, en ese momento de desesperación, un destello de luz dorada los rodeó, sanando las heridas de Riku y otorgándoles una fuerza renovada.
Con determinación en sus ojos, Riku y Sora se levantaron juntos, listos para enfrentar a sus enemigos con más fuerza y determinación que nunca. Esta experiencia traumática solo fortaleció su vínculo y su determinación de escapar juntos, sin importar los obstáculos que se interpusieran en su camino.