En su lecho de muerte, Jeon Byunghoon cerró los ojos y dejó que los recuerdos lo envolvieran como una melodía eterna. Recordaba con claridad el día en que conoció a Yoon Minseok, su voz armoniosa y su sonrisa cálida, el compañero de dueto que se convirtió en su primer amor y su mayor apoyo en los momentos difíciles. Mientras la música de su carrera resonaba en su mente, un giro inesperado del destino se reveló: Minseok, la luz que iluminó sus días más oscuros, guardaba un secreto que cambiaría para siempre la canción de su vida. Jeon se preparó para enfrentar la verdad, sabiendo que aún en la despedida, la melodía de su amor perduraría en cada nota que cantara.