Leinna, con la caja misteriosa entre las manos, sintió un impulso irresistible de abrirla. A medida que la tapa se levantaba lentamente, una luz brillante brotó de su interior, envolviéndola por completo y transportándola a otro mundo desconocido.
Cuando sus ojos se acostumbraron a la luz cegadora, se dio cuenta de que ya no estaba en su habitación, sino en un lugar lleno de criaturas extrañas y peligrosas. Un ser mitad humano mitad bestia se acercó a ella, con la mirada llena de curiosidad y hostilidad.
Leinna sabía que debía encontrar respuestas sobre la desaparición de su madre, pero ahora se veía envuelta en una aventura mucho más grande de lo que jamás hubiera imaginado. Con valentía, decidió seguir al ser misterioso, sin saber que cada paso la acercaba más a la verdad, pero también a un destino incierto y peligroso.