Bajo la luz tenue de las velas en la boda, Kwon Yuri observó a Lee Sunwoo de lejos, incapaz de apartar la mirada de él. El corazón de Yuri latía con fuerza al recordar los días de secundaria en los que Sunwoo había sido su maestro favorito, la persona que lo había inspirado a perseguir sus sueños. Sin embargo, aquel amor no correspondido no había hecho más que traer sufrimiento a su vida.
Cuando se acercó a Sunwoo en busca de consuelo, las lágrimas en los ojos del hombre lo sorprendieron. Yuri, con el corazón en un puño, creyó que las lágrimas eran por la prima de este, pero pronto descubrió la verdad devastadora: Sunwoo no estaba enamorado de la novia, sino del novio.
El choque de emociones en el rostro de Yuri se reflejaba en la tormenta que rugía dentro de su pecho. ¿Cómo manejar el dolor de un amor no correspondido cuando este se volvía aún más complicado e imposible? Con cada palabra compartida, cada mirada cruzada, el destino de estos dos se entrelazaba en una danza dolorosa de simpatía y deseo prohibido.