Toni Riberto, el hábil mafioso occidental que había desafiado a los Yakuza en su propio terreno, se encontraba de pie frente a la misteriosa puerta que había aparecido en el corazón de Tokio. Sabía que detrás de esa entrada se escondía un mundo desconocido, un mundo de fantasía que podía cambiarlo todo. Con la determinación brillando en sus ojos, Toni sabía lo que debía hacer: cruzar esa puerta y asegurarse de que su familia saliera victoriosa de esta situación desesperada.
Con un paso decidido, Toni atravesó la puerta y se encontró inmerso en un paisaje surrealista lleno de criaturas mágicas y paisajes deslumbrantes. Sin embargo, lo que más llamó su atención fue la presencia de otros seres humanos, todos ellos también ansiosos por descubrir los secretos de aquel mundo encantado.
Decidido a no dejarse intimidar, Toni se hizo un lugar entre los exploradores y comenzó a trazar un plan meticuloso para aprovechar al máximo esta oportunidad única. Sabía que el gobierno japonés no era el único que podía reclamar el derecho sobre aquel hallazgo, y estaba dispuesto a demostrarlo con tal de proteger a los suyos.
Mientras se adentraba más en aquel mundo fantástico, Toni descubrió que las lealtades y alianzas eran cambiantes, que incluso en ese escenario de ensueño la traición estaba a la orden del día. Con su astucia y su determinación siendo puestas a prueba en cada paso, Toni Riberto se preparaba para enfrentar la mayor de las batallas, aquella que no solo definiría su destino, sino también el de su familia y su legado en la tierra de los Yakuza.