En un tranquilo día de primavera, Hana y Tsubomi se encontraban en el parque, disfrutando de la fresca brisa y el suave canto de los pájaros. Desde que comenzaron a salir hace medio año, su relación había florecido como un hermoso jardín en primavera. Se habían besado apasionadamente, pero algo en el aire indicaba que había llegado el momento del siguiente paso.
Tsubomi, con el corazón latiéndole fuertemente en el pecho, tomó la mano de Hana y la llevó hacia un rincón apartado del parque. Allí, rodeadas de la belleza de la naturaleza, Tsubomi se detuvo y miró profundamente a los ojos de Hana. Con voz temblorosa, confesó sus sentimientos más íntimos y sus deseos más profundos.
Hana, sorprendida pero emocionada, cerró los ojos por un instante y luego los abrió lentamente, revelando una determinación inquebrantable. Sin decir una palabra, se acercó a Tsubomi y la abrazó con ternura, sellando su amor con un beso apasionado que hizo que sus corazones latieran al unísono.
En ese momento mágico, en medio de la naturaleza exuberante y el amor palpable en el aire, Hana y Tsubomi supieron que estaban listas para dar el siguiente paso en su relación. Juntas, se enfrentarían a lo desconocido con valentía y determinación, sabiendo que su amor era lo suficientemente fuerte como para superar cualquier desafío que se interpusiera en su camino.