El sol se ponía lentamente en el horizonte, tiñendo el cielo de tonos anaranjados mientras Hideto corría desesperado por el callejón oscuro. Su corazón latía con fuerza, la respiración entrecortada por el miedo que le hacía temblar las piernas. Había visto algo que no podía ser real, algo borroso y siniestro que lo perseguía con una determinación aterradora.
El rostro de la mujer mayor que lo había asustado antes se le apareció de repente, riendo con malicia mientras sus ojos brillaban con una luz sobrenatural. Hideto sabía que aquella mujer no era quien parecía ser, había algo oscuro y peligroso tras su belleza engañosa.
De repente, la figura borrosa se materializó frente a él, revelando una apariencia fantasmagórica y aterradora. Hideto retrocedió, incapaz de apartar la mirada de aquel ser imposible que lo acorralaba.
"¿Por qué huyes, Hideto?" La voz de la criatura resonó en su mente, envolviéndolo en un frío escalofrío. "Estoy aquí por una razón, una razón que tú aún no comprendes..."
El estudiante de secundaria tragó saliva, sus pensamientos turbados por el misterio que lo rodeaba. ¿Qué quería esa entidad sobrenatural de él? ¿Cuál era la conexión entre aquella mujer y la criatura que ahora amenazaba con devorarlo?
Mientras la oscuridad lo envolvía, Hideto supo que no podría escapar de su destino, que sus miedos más profundos estaban a punto de hacerse realidad en un giro inesperado de los acontecimientos.