Bajo la luz tenue de una linterna, Rin y sus amigos exploraban el interior del armario abandonado. Cada cajón abierto revelaba secretos olvidados y misterios sin resolver. Pero fue el último cajón, cubierto de polvo y telarañas, el que desató el terror.
Dentro, una muñeca antigua con los ojos rotos y una sonrisa macabra los observaba fijamente. Rin sintió un escalofrío recorrerle la espalda, mientras sus amigos retrocedían con horror. De repente, la muñeca cobró vida, emitiendo un susurro siniestro que heló la sangre de todos.
Las luces parpadearon y se apagaron, sumiendo la habitación en la oscuridad. Voces susurrantes resonaban en sus oídos, acusándolos de desenterrar secretos mejor olvidados. Rin sabía que habían despertado a algo más allá de su comprensión, algo antiguo y malévolo que ahora los acechaba en las sombras.
La única forma de escapar era desentrañar el enigma del armario y enfrentar sus propios miedos. Pero a medida que se adentraban en el oscuro pasado del lugar X, descubrieron que la verdadera pesadilla apenas comenzaba.