En la bulliciosa oficina de la compañía, Takemiya se esforzaba por mantenerse al día con las demandas del Presidente Iwase. Aunque Iwase era conocido por su apariencia imponente y habilidades excepcionales, en el fondo tenía un lado adorablemente torpe que Takemiya no podía resistir. En una tarde lluviosa, Takemiya finalmente reunió el coraje para confesar sus sentimientos al Presidente. Con el corazón latiendo con fuerza, Takemiya balbuceó: "¡Presidente, quiero abrazarte!" El silencio llenó la habitación antes de que Iwase rompiera en una risa alegre. Mientras Takemiya se ruborizaba de vergüenza, Iwase se acercó y lo abrazó con ternura, revelando un lado suyo que Takemiya nunca había visto antes. Esta demostración de cariño marcó el comienzo de un giro inesperado en su relación, desatando una serie de eventos que desafiarían su conexión en formas inimaginables.