Bajo el cielo estrellado, Yuki se encontraba en el jardín de cerezos contemplando la belleza efímera de las flores que caían lentamente. En su corazón, la inquietud crecía como una sombra oscura que amenazaba con consumirla por completo. Desde lo más profundo de su ser, un susurro lejano la llamaba, una voz que parecía pertenecer a otro mundo, a otro tiempo. Sin saber por qué, Yuki sintió la urgencia de seguir esa llamada, de descubrir el misterio que yacía más allá de su realidad cotidiana. Con paso decidido, se adentró en el oscuro bosque de camelia, donde las sombras danzaban al ritmo de su corazón acelerado. Lo que encontraría allí cambiaría su destino para siempre.