Bajo el cielo estrellado, dos chicas se encontraban en el patio trasero de la escuela, lejos de las miradas curiosas. Una de ellas, Marina, con el corazón latiendo con fuerza, finalmente se atrevió a confesar: "Me gusta tu rostro". La luz de la luna iluminaba sus sonrojadas mejillas mientras esperaba la reacción de Lucía.
La brisa nocturna susurraba secretos y sus ojos se encontraron en un momento de complicidad. Lucía, con una sonrisa tímida, tomó la mano de Marina y dijo: "Y a mí me gusta tu voz". El mundo parecía detenerse en ese instante, creando un vínculo especial entre las dos.
Pero justo cuando las dos chicas estaban a punto de acercarse, un giro inesperado cambió el rumbo de la noche. Un mensaje en el teléfono de Lucía reveló un secreto que amenazaba con separarlas. ¿Podría su amor sobrevivir a la tormenta que se aproximaba, o se desvanecería como un sueño al amanecer?