En medio de la oscuridad de la noche, Gabriel corría desesperado, con el eco de las llamas y los gritos de agonía resonando en su mente. El fuego había consumido todo a su paso, incluida su familia, dejando solo cenizas y recuerdos dolorosos a su paso. El joven luchaba por mantener la calma, pero el horror de aquella visión lo perseguiría por siempre. Con el corazón roto y las lágrimas quemando sus mejillas, juró venganza contra aquellos que habían desencadenado tal tragedia. Sus ojos brillaban con determinación, su alma en llamas de odio y sed de justicia. A partir de ese día, Gabriel se convertiría en una fuerza imparable, un alma atormentada en busca de redención y la verdad oculta detrás de la masacre que lo marcó para siempre.