En el bullicioso mercado de Valencia, Iris caminaba entre los puestos de frutas y flores, con su smartphone siempre en la mano. Su rostro, que parecía reflejar la tranquilidad de una vida sencilla, escondía en realidad una mente afilada, lista para la venganza.
Recordaba con amargura su vida pasada, llena de abandono y dolor. Pero ahora, con la determinación ardiente en sus ojos, juró no volver a ser la víctima. Cuando aquel hombre arrogante, el hijo mayor de la línea noble, se le acercó con palabras de amor y poder, ella supo que era su oportunidad.
Él era el mejor bailarín de todo el imperio, admirado por su destreza y elegancia. Sin embargo, Iris veía más allá de la fachada encantadora; veía a un hombre con secretos oscuros, un hombre que ella podría manipular para cumplir su sed de venganza.
Así, entre las sombras de la noche, se forjó un pacto entre Iris y su “marido perfecto”. Mientras bailaban al compás de la música, una danza peligrosa de engaño y deseo, la cuerda de la venganza se tensaba aún más, llevando a ambos a un juego de poder y pasión que ninguno de los dos podía controlar.
Iris sabía que su camino hacia la redención estaba lleno de giros inesperados y decisiones difíciles. Pero con su smartphone en una mano y su corazón lleno de determinación en la otra, estaba lista para enfrentar cualquier desafío que se interpusiera en su camino hacia la verdad y la justicia.