Justiciera Pública:
Mariana siempre había creído en la justicia, en la verdad que debía prevalecer por encima de todo. Decidió convertirse en abogada para luchar contra las injusticias que veía a diario, para ser la voz de aquellos que no podían hablar por sí mismos. Pero lo que no sabía era que el mundo de la abogacía escondía secretos oscuros que estaban dispuestos a todo para mantenerse enterrados.
En su última causa, Mariana se encontraba frente a un caso que parecía sencillo en un principio, un simple accidente automovilístico que se había cobrado la vida de un inocente. Sin embargo, mientras profundizaba en la investigación, descubrió una red de corrupción que llegaba hasta los más altos niveles del poder. Y lo que era aún más impactante, se dio cuenta de que su propio bufete de abogados estaba involucrado en el encubrimiento.
Ahora, Mariana se enfrentaba a una encrucijada moral, ¿seguir luchando por la justicia arriesgando su carrera y su vida, o callar y unirse a aquellos que habían jurado protegerla? En medio de esta tormenta de decisiones, una verdad resonaba con claridad en su mente: la justicia no siempre es sinónimo de ley, y a veces, para lograr la verdadera justicia, uno debe estar dispuesto a enfrentarse a todo y a todos, incluso a aquellos que alguna vez consideró aliados.