En una tranquila mañana de primavera, Kadan se despertó con una sensación extraña en su pecho y un nudo en la garganta. Al abrir los ojos, se dio cuenta de que no recordaba absolutamente nada de lo que había sucedido la noche anterior. Su mente estaba en blanco, como si hubieran borrado todos los recuerdos de su memoria.
Desconcertada, Kadan se levantó de la cama y comenzó a buscar pistas en su habitación. Sin embargo, no importaba cuánto buscara, no encontraba ninguna pista sobre lo que le había ocurrido. Fue entonces cuando escuchó un suave murmullo proveniente del balcón.
Con el corazón latiendo con fuerza, Kadan se acercó lentamente a la puerta que daba al balcón y la abrió con cautela. Lo que vio la dejó sin aliento: una hermosa joven de cabello rubio estaba de pie frente a ella, con una sonrisa misteriosa en los labios.
"¿Quién eres tú?", preguntó Kadan, sintiendo que su voz temblaba ligeramente.
La desconocida extendió la mano hacia ella y respondió con calma: "Soy Helichrysum, y creo que tenemos mucho de qué hablar, Kadan".