Kaguya Shinomiya y Miyuki Shirogane se encontraban de pie en lados opuestos de la sala del consejo estudiantil, con miradas desafiantes que chispeaban en sus ojos. Desde hace tiempo, ambos habían estado luchando en una batalla silenciosa de ingenio y astucia, pero esta vez, algo era diferente. Un silencio tenso llenaba la habitación, interrumpido solo por el sonido de sus corazones latiendo con fuerza.
Kaguya, con su elegante porte y aire de superioridad, finalmente rompió el silencio con una mirada desafiante. "Miyuki, es hora de que te rindas. Sabes que no puedes resistirte a mis encantos por mucho más tiempo", declaró con una sonrisa arrogante.
Miyuki, con su habitual seriedad, levantó la mirada y respondió con calma: "No subestimes mis habilidades, Kaguya. Esta guerra no ha terminado todavía. Y esta vez, ¡yo seré quien salga victorioso!"
Los dos genios se miraron fijamente, desafiándose mutuamente en un juego de amor y orgullo. Sus corazones latían al unísono, pero ninguno de los dos estaba dispuesto a dar su brazo a torcer. La tensión en la habitación era palpable, y todos sabían que esta batalla de voluntades llegaría a su clímax en un desenlace épico e inesperado.