El sol se ponía lentamente en el horizonte, tiñendo el cielo de tonos dorados y rosados mientras Tsubaki Aoi caminaba por el antiguo bosque cercano a la posada Tenjinya. Sus ojos avistaron sombras danzantes y figuras etéreas entre los árboles, indicando la presencia de los espíritus que ella tan claramente podía ver.
De repente, una fuerza misteriosa la envolvió, transportándola a un lugar desconocido. Frente a ella, un ser divino se alzaba imponente, presentándose como el dueño de Tenjinya y reclamando a Aoi como su esposa para saldar una ancestral deuda.
Ante la negativa de Aoi, una idea se formó en su mente. En lugar de aceptar convertirse en su esposa, decidió desafiar al deidad divina, proponiendo una apuesta inusual: le ofrecería los manjares más deliciosos cocinados en Tenjinya, con la condición de que si él no quedaba satisfecho, la dejaría en paz para siempre.
Con su destreza culinaria y su valentía como armas, Aoi se adentró en un emocionante desafío que no solo pondría a prueba su talento en la cocina, sino también su astucia y determinación frente a un ser tan poderoso. El destino de Aoi en Tenjinya estaba por decidirse en una batalla gastronómica inolvidable.