En una tranquila tarde de primavera, en la bulliciosa escuela secundaria, algo inesperado sucedió. Suwa, la chica perfecta en todos los sentidos, se encontraba sola en el jardín de la escuela, contemplando la puesta de sol. De repente, escuchó pasos acercándose y vio a Takeda, el chico común y corriente que se sentaba frente a ella en clase. Suwa se sorprendió al ver a Takeda en ese lugar, pues él nunca se acercaba a ella fuera de las paredes del aula.
Con una sonrisa en el rostro, Takeda se sentó a su lado y comenzó a charlar con naturalidad, rompiendo la barrera invisible que siempre había existido entre ellos. Suwa, intrigada por la actitud despreocupada de Takeda, decidió abrir su corazón y compartir sus verdaderos pensamientos y miedos con él. Para su sorpresa, Takeda también reveló sus propias vulnerabilidades y sueños más profundos.
A medida que la conversación avanzaba, ambos se dieron cuenta de que, a pesar de sus aparentes diferencias, compartían más similitudes de las que imaginaban. Surgió una conexión especial entre ellos, una complicidad que desafiaba las normas sociales y los roles predefinidos en la escuela. Juntos, Suwa y Takeda descubrieron que la verdadera perfección no radicaba en la excelencia académica o la popularidad, sino en la autenticidad y la capacidad de aceptarse mutuamente tal como eran.