La noche caía sobre el sector, la oscuridad era más intensa que nunca. Eito Hasaba yacía en el suelo, rodeado por un puñado de zombis hambrientos. Su respiración entrecortada reflejaba la resignación en su rostro. Cerró los ojos, aceptando su destino, pero en lugar de sentir el mordisco mortal de los no muertos, sintió un cálido resplandor envolviéndolo.
Cuando finalmente abrió los ojos, se encontró en un lugar desconocido. Una figura misteriosa se acercaba a él, revelando ser un curioso Anciano con ojos sabios y una sonrisa enigmática. "Eres especial, Eito Hasaba", susurró el Anciano. "Tienes el poder de dominar a los muertos vivientes, de convertirte en su Rey".
Confundido y asombrado, Eito descubrió que su herida había desaparecido y una fuerza desconocida lo impulsaba. ¿Qué significaba todo esto? ¿Cuál era su papel en este nuevo mundo apocalíptico? Con determinación en sus ojos, Eito asumió su destino con valentía, listo para desentrañar los misterios que se interponían en su camino. El Rey de los muertos vivientes había nacido, y con él, una nueva era de terror y esperanza.