Tras descubrir su sorprendente transformación, Sonogi se sentía perdido y vulnerable. Buscando respuestas, decidió confesarle todo a Kuroe, el anfitrión más enigmático de "Eden". Sin embargo, lo que Sonogi no esperaba era la reacción de Kuroe, que no solo no lo juzgó, sino que mostró un interés inusual en su extraña condición. A medida que Sonogi intentaba explicar su situación, Kuroe lo observaba con una intensidad desconcertante, como si estuviera tratando de desentrañar un enigma intrigante. Entre miradas y susurros, se desataba una conexión inesperada entre ambos, revelando capas profundas de deseo y misterio. ¿Podría Kuroe, el mujeriego sin corazón, estar albergando sentimientos más allá de lo que mostraba al mundo? ¿Y qué oscuros secretos se escondían detrás de esa fachada impenetrable? Los destinos de Sonogi y Kuroe estaban entrelazados en un baile peligroso de pasión y peligro, donde cada secreto revelado podía llevarlos más cerca del amor o hacia la destrucción total.