El sol brillaba en lo alto del cielo cuando Kusakabe Kouko, la chica más popular de la escuela, decidió revelar su secreto más oscuro. En medio del patio abarrotado de alumnos curiosos, ella se quitó la peluca rubia que siempre había llevado, revelando no solo su cabello corto y oscuro, sino también su verdadera identidad como chico.
Las miradas de sorpresa y confusión se extendieron rápidamente entre la multitud, pero Kouko permaneció sereno. Con voz firme, confesó que siempre se había sentido atrapado en un cuerpo que no le pertenecía, luchando con su identidad de género en silencio. La valentía de Kouko para ser auténtico consigo mismo dejó a todos reflexionando sobre la importancia de la aceptación y la verdadera libertad de ser quien eres.
A lo largo de la semana siguiente, Kouko se enfrentó a desafíos y prejuicios, pero también encontró apoyo inesperado en aquellos a su alrededor. A medida que la historia se desarrollaba, los lazos de amistad se fortalecían y las barreras de género se desvanecían, mostrando que la verdadera fortaleza radica en la sinceridad y la aceptación mutua. Kouko demostró que la identidad va más allá de las apariencias, desafiando las normas y abriendo camino para un mundo más inclusivo y comprensivo.