Cuando desperté, me encontraba en medio de un paisaje surrealista. Era como si hubiera caído dentro de las páginas de un libro de fantasía. Las enormes murallas del castillo del Conde se alzaban imponentes ante mí, recordándome mi desafortunada posición como la basura de su familia. Observaba con atención a Choi Han, el héroe de esta historia, mientras se enfrentaba a un enemigo insidioso. Mis manos temblaban, sabiendo que me acercaba a un abismo del que no estaba seguro de poder salir ileso.
El destino parecía conspirar en mi contra, empujándome a un juego peligroso del que no entendía las reglas. Choi Han, con su mirada fría y determinación inquebrantable, se acercaba cada vez más a mí. Mis pensamientos se entrelazaban en un torbellino de confusión y miedo, preguntándome si sería capaz de sobrevivir a este encuentro inevitable.
En un instante fugaz, el mundo a mi alrededor se volvió borroso, distorsionado por la furia y el poder desatados en la batalla que se avecinaba. Mis instintos me gritaban que huyera, que buscará una salida desesperada, pero algo en lo más profundo de mí se negaba a rendirse. Quizás, en este mundo de fantasía y peligros, podía encontrar una nueva razón para existir, una oportunidad para redimirme y convertirme en algo más que la basura de la familia del Conde.