La mañana en la escuela transcurría como cualquier otro día para Hitoe Shiranui. Sin embargo, ese día, algo inesperado sucedió. Mientras se encontraba en medio de la clase de historia, un grupo de demonios irrumpió en el salón, sembrando el caos entre los estudiantes. Sin dudarlo un segundo, Hitoe se puso en pie y, sin titubear, se quitó la máscara de samurái que siempre cubría su rostro.
Para sorpresa de todos, bajo la máscara no se escondía el rostro de una joven frágil, sino el semblante de una guerrera decidida y valiente. Con una velocidad y destreza incomparables, Hitoe se enfrentó a los demonios, demostrando su habilidad en el combate.
Al final, cuando la batalla hubo terminado y los demonios habían sido expulsados, su compañero de clases se le acercó con la mirada llena de admiración y asombro. Fue en ese preciso momento que Hitoe se dio cuenta de que ya no podía esconder sus sentimientos por él. Con el rostro aún cubierto por la máscara en mano, se armó de valor y se preparó para confesarle sus sentimientos, sin imaginar que ese gesto desencadenaría una serie de eventos que cambiarían por completo su destino.