Bajo el brillo de la luna, Marta caminaba sola por el parque, sus manos cubiertas con los guantes negros de siempre. Nadie en la escuela sabía la verdad detrás de esa apariencia misteriosa, excepto su novio Alejandro. Él la amaba incondicionalmente, a pesar de la maldición que la atormentaba.
Marta guardaba un secreto oscuro: cada vez que tocaba a alguien, podía ver fragmentos de su futuro, pero a cambio, una parte de su propia vida se desvanecía lentamente. Esta carga la había mantenido alejada de los demás, temiendo lastimar a quienes más quería.
Un día, cuando un extraño accidente amenazaba con separarla de Alejandro para siempre, Marta se vio obligada a decidir entre revelar la verdad o perderlo todo. Con el corazón latiendo con fuerza, se quitó los guantes y extendió su mano hacia él, dispuesta a sacrificarlo todo por su amor.
La noche se llenó de destellos brillantes mientras Marta y Alejandro se abrazaban con fuerza, enfrentando juntos un futuro incierto pero lleno de esperanza y amor verdadero.