Cuando Gilles se encontró nuevamente frente al joven emperador del reino vecino, sintió un escalofrío recorrer su espina dorsal. Sabía que en seis años, ese mismo hombre sería consumido por la oscuridad, convirtiéndose en un ser irreconocible. Sin embargo, en ese momento, sus ojos reflejaban una inocencia que pronto se perdería.
A medida que pasaban los días, Gilles se dio cuenta de que no solo estaba tratando de cambiar el destino del emperador, sino también el suyo. La intensidad de sus emociones la desconcertaba, pero también la llenaba de determinación. No podía permitir que la oscuridad se apoderara de él, no después de haber sido testigo de su lado más humano.
Entre intrigas palaciegas, batallas épicas y confesiones inesperadas, Gilles descubrió facetas del emperador que nadie más conocía. Comprendió que, detrás de su armadura de hierro, se escondía un corazón herido en busca de redención. Y en medio de la guerra y el caos, nació una conexión que desafiaría todos los pronósticos.
La dama retornada no solo buscaba capturar al emperador dragón, sino también su propia redención. Juntos, enfrentarían un destino incierto, dispuestos a luchar contra viento y marea por un amor que trascendía fronteras y prejuicios.