En el momento más oscuro de Atherion, cuando las sombras amenazaban con consumir todo a su paso, la joven emperatriz descubrió un poder ancestral que yacía dormido en su interior. Un poder que no solo le concedía la fuerza para proteger su reino, sino también la sed de venganza contra aquellos que osaban desafiar su linaje sagrado.
Con su corona adornada de sangre y su espada imbuida de magia antigua, la emperatriz se alzó en medio del caos, desatando una tormenta de fuego y acero sobre sus enemigos. Los demonios aullaban de terror ante su presencia, sabiendo que estaban frente a la última descendiente de los dioses, la única capaz de devolver la luz a un mundo sumido en tinieblas.
Pero en su búsqueda de justicia, la emperatriz pronto descubrió que el verdadero enemigo no estaba afuera, sino dentro de sí misma. Enfrentada a decisiones imposibles y sacrificios inimaginables, se vio obligada a cuestionar su propia humanidad en medio de la guerra que amenazaba con consumirla por completo.
La emperatriz de sangre se encontraba en una encrucijada, donde cada paso hacia la victoria exigía un precio más alto que el anterior. ¿Sería capaz de mantener la pureza de su linaje en un mundo corrompido por la ambición y la traición? ¿O sucumbiría a la oscuridad que acechaba en las sombras de su propio corazón? La respuesta yacía en el filo de su espada, listo para cortar cualquier lazo que la atara a su destino.