Bajo la luz tenue de la luna, Rintarou y Runa se enfrentaban en un duelo de espadas en el patio trasero del castillo. La tensión en el aire era palpable, sus movimientos eran rápidos y precisos, reflejando años de entrenamiento y determinación.
Runa, con una mirada desafiante, tomó aliento y lanzó un ataque feroz hacia Rintarou, quien esquivó ágilmente y contraatacó con destreza. Mientras las chispas volaban en todas direcciones, Rintarou no pudo evitar cuestionar su propia motivación en ayudar a Runa a reclamar la Excálibur, la legendaria espada del Rey Arturo.
De repente, en medio del enfrentamiento, un estruendo resonó por el aire. Ambos giraron sus cabezas hacia la entrada del castillo, donde una figura misteriosa se materializaba lentamente. Era Merlin, el legendario mago, quien con una sonrisa enigmática declaró: "El destino les tiene preparada una última prueba antes de que puedan reclamar la Excálibur".
Rintarou y Runa intercambiaron miradas confundidas mientras se preparaban para lo que vendría a continuación. ¿Qué desafíos les esperaban? ¿Podrían superar esta última prueba y demostrar su valía como verdaderos herederos del Rey Arturo? El misterio y la intriga llenaron el aire, prometiendo una emocionante conclusión en esta última batalla por la Excálibur.