Bajo el resplandor plateado de la luna llena, Ives se mantuvo en silencio frente al altar ancestral de la Secta Sprem. El peso de su nueva identidad como el hijo de la Casa Windsor pesaba sobre sus hombros, pero su determinación no vacilaba. Había jurado elevar la Secta a su antigua gloria, a pesar de los desafíos y peligros que le esperaban.
En la penumbra de la noche, una figura encapuchada emergió de las sombras, con ojos brillantes que lo observaban con intensidad. "¿Estás listo para enfrentar tu destino, joven Ives?" la voz resonó en la cámara antigua, llena de un poder ancestral.
Ives asintió con firmeza, su mirada reflejando una determinación feroz. Sabía que el camino que había elegido no sería fácil, pero estaba dispuesto a sacrificarlo todo por el bien de la Secta. Con un gesto de su mano, la energía ancestral comenzó a fluir a su alrededor, envolviéndolo en un aura resplandeciente.
La figura encapuchada sonrió con satisfacción. "Bienvenido, Maestro de los reinos legendarios. Tu camino estará lleno de desafíos y traiciones, pero tu coraje y determinación te guiarán hacia la cima. Ahora, el destino de la Secta Sprem reposa en tus manos".
Con el corazón lleno de determinación, Ives se arrodilló ante el altar, jurando proteger a su Secta y restaurar su honor perdido. Los vientos del cambio comenzaron a soplar, y la noche se llenó de una promesa de grandeza y peligro. El Maestro de los reinos legendarios había llegado.