El trineo de Santa se deslizaba por el cielo estrellado, llevando regalos y sueños a cada rincón del mundo. Sin embargo, una inesperada tormenta lo sorprendió, provocando que Santa perdiera el control y chocara contra un árbol. Afortunadamente, tanto Santa como su reno resultaron ilesos, pero el trineo quedó destrozado.
Santa, preocupado por terminar su ruta, decidió pedir ayuda en una pequeña casa cercana. Fue así como conoció a Marii, una niña dulce y curiosa que lo acogió con una sonrisa cálida. A medida que pasaba la noche, Marii descubría poco a poco el mundo mágico y misterioso de Santa, mientras él, a su vez, se daba cuenta de la soledad que había estado sintiendo en su largo viaje de Navidad.
Entre risas y confesiones, Santa y Marii forjaron un lazo especial, compartiendo historias y sueños en medio de la noche. Santa encontró en Marii la luz que había estado buscando, mientras Marii descubría en Santa la magia que había creído perdida. Unidos por el destino y el espíritu navideño, juntos emprendieron un nuevo rumbo lleno de aventuras y esperanza. ¡La Navidad realmente había llegado a sus corazones!