Bajo la luz tamizada de la tarde, Sokabe sostenía en sus manos un manga BL, con el corazón latiéndole con fuerza. Había descubierto accidentalmente la colección de su casero, Motoi, y se sentía atrapado entre la vergüenza y la emoción. Sin embargo, lo que no sabía era que Motoi observaba la escena desde la puerta, sus ojos llenos de sorpresa y... ¿admiración?
Motoi, el apasionado fudanshi, se acercó a Sokabe con una sonrisa pícara en el rostro, rompiendo el tenso silencio. "Así que te gusta el Boys Love, ¿eh, Sokabe-san?". Las mejillas de Sokabe se tiñeron de un intenso rubor, sin saber cómo reaccionar. ¿Cómo podría explicarle que su interés no era solo por los mangas, sino por él mismo?
Entre risas nerviosas y miradas cómplices, una extraña complicidad comenzó a forjarse entre ambos. Motoi, con su desparpajo natural, desafiaba los límites de Sokabe, incitándolo a explorar sus propios deseos y emociones. Y así, en medio de una colección de mangas y corazones latiendo al unísono, ambos descubrieron que el amor podía florecer en los lugares más insospechados.