En una noche oscura y tormentosa, Leonia Voreoti estaba de pie frente a una puerta inmensa de la mansión del duque. Sus ojos brillaban con determinación, su corazón latía con fuerza en su pecho. Había descubierto un secreto atroz sobre su pasado, un secreto que cambiaría su vida para siempre.
Desde que fue adoptada por el temible duque Voreoti, Leonia había sentido que algo no encajaba en su nueva realidad. Las miradas temerosas de los sirvientes, los susurros detrás de su espalda, todo cobraba sentido ahora. Ella no era una niña común y corriente. Ella era la verdadera hija del duque, la heredera legítima de la fortuna y el poder que se cernían sobre la mansión.
Pero antes de que pudiera asimilar toda la verdad, un grito desgarrador rompió el silencio de la noche. Corrió hacia la fuente del sonido, solo para presenciar una escena que heló su sangre. El duque yacía en el suelo, herido de gravedad, mientras un enemigo desconocido se alzaba sobre él con una malévola sonrisa en los labios.
Sin pensarlo dos veces, Leonia se lanzó hacia el atacante, desatando un poder que ni ella misma sabía que poseía. La batalla que siguió fue épica, con destellos de magia y espada que iluminaban la noche. Y en medio del caos, Leonia descubrió la fuerza que llevaba dentro, la fuerza de una verdadera Voreoti.
Cuando la batalla llegó a su fin, el duque la miró con orgullo y asombro en sus ojos. Ya no era la pequeña Leonia que había sido adoptada como un desafío. Ahora era Leonia Voreoti, la verdadera hija del duque, lista para reclamar su lugar junto a su padre en el poderoso linaje de los Voreoti.