Mi Maldición, Mis demonios
Synar estaba parado frente al espejo, observando fijamente su reflejo nervioso. Sabía que el día de la liberación finalmente había llegado, el día en que tendría que enfrentar a los demonios que habitaban en lo más profundo de su ser. Todos en su pueblo se preparaban para la batalla, pero él sentía que su demonio interior era más oscuro, más peligroso.
Cuando el reloj marcó la medianoche, los demonios emergieron de las sombras con una ferocidad indescriptible. Synar pudo ver los ojos de su demonio, llenos de malicia y deseo de destrucción. La batalla comenzó, una lucha despiadada entre la luz y la oscuridad, entre la esperanza y el desespero.
Sin embargo, a medida que la batalla avanzaba, Synar se dio cuenta de que su demonio no era solo una fuerza maligna, sino una parte de él mismo que había estado ignorando. En un momento de claridad, comprendió que debía aceptar y controlar a su demonio en lugar de luchar en su contra.
Con ese pensamiento en mente, Synar cambió su estrategia y comenzó a dialogar con su demonio, buscando comprender sus motivos y deseos. Sorprendentemente, el demonio respondió, revelando una historia trágica de dolor y soledad que lo había llevado por el camino de la oscuridad.
Al final, Synar logró calmar a su demonio, no con la fuerza bruta, sino con empatía y compasión. En lugar de destruirlo, decidió unirse a él, convirtiéndose en una fuerza equilibrada de luz y oscuridad.
Así, Synar obtuvo la bendición especial que tanto ansiaba, no como un premio de victoria, sino como un regalo de entendimiento y reconciliación. Ahora, juntos, él y su demonio, enfrentarían un nuevo destino lleno de posibilidades y redención.