En una universidad prestigiosa, dos jóvenes completamente diferentes fueron asignados a compartir la misma habitación en la residencia estudiantil. Uno de ellos, Martín, era un punk rebelde con tatuajes y piercings, mientras que el otro, Alejandro, era un nerd apasionado por la física cuántica y los cómics de superhéroes.
Desde el primer día, chispas volaron entre ellos. Martín llenaba la habitación de música estridente y desorden, mientras que Alejandro prefería el silencio y la organización meticulosa. Sin embargo, detrás de sus aparentes diferencias, ambos guardaban secretos que los unirían de una manera inesperada.
Una noche, mientras Martín colgaba sus posters de bandas de punk en la pared, descubrió que Alejandro guardaba una colección de cómics antiguos en un baúl bajo su cama. A medida que se abrían a sus pasiones y pasados, se dieron cuenta de que tenían más en común de lo que pensaban.
Entre discusiones acaloradas sobre música y física, nació una amistad improbable. Martín enseñó a Alejandro a montar en skateboard, mientras que Alejandro ayudó a Martín a comprender los conceptos de multiversos y agujeros de gusano. Juntos, descubrieron un equilibrio entre el caos y el orden, entre el ruido y el silencio.
Poco a poco, la habitación compartida se convirtió en un refugio donde podían ser ellos mismos sin juicios ni prejuicios. Y mientras el resto del mundo los veía como dos polos opuestos, Martín y Alejandro sabían que en realidad eran almas gemelas en un universo de posibilidades infinitas.