En lo profundo del Bosque de la Noche, Mimizuku, una niña menuda con grilletes en sus muñecas y tobillos, se adentraba con paso decidido. Los números "332" marcados en su frente brillaban débilmente en la oscuridad. Su única misión era ser devorada por el temible monstruo que reinaba en aquel lugar, el enigmático y hermoso "Rey de la Noche".
Sin embargo, cuando finalmente se encontró cara a cara con el Rey, este no mostró interés en devorarla. Intrigado por la valentía de la pequeña y por los misteriosos números que llevaba marcados, el Rey de la Noche decidió darle una oportunidad. Mimizuku, con determinación en sus ojos, se propuso convencer al Rey de que ella era diferente, que no era una presa común.
A medida que pasaban los días, Mimizuku y el Rey de la Noche entablaron una extraña relación. Poco a poco, el Rey descubrió que la niña no era lo que aparentaba, que detrás de su aparente fragilidad se escondía una fuerza inquebrantable. Y Mimizuku, a su vez, comprendió que el Rey guardaba secretos profundos y oscuros que podrían cambiarlo todo.
Entre conversaciones a la luz de la luna y desafíos en los rincones más oscuros del bosque, se fue tejiendo un lazo inquebrantable entre la niña y el monstruo. Ambos se vieron obligados a enfrentarse a sus propios demonios y a descubrir la verdad que se escondía en lo más recóndito de sus corazones. Y juntos, desafiando al destino y a las sombras que los rodeaban, se embarcaron en una travesía que cambiaría el curso de sus vidas para siempre.