Los aldeanos susurraban sobre la valentía del pequeño guerrero Momotarou, un joven decidido que desafiaba sin miedo a la temida demonio Carmesí. Nadie sabía con certeza cuál era el propósito de Momotarou al desafiar a la demonio en repetidas ocasiones, pero su determinación era inquebrantable.
Cierta noche, bajo la luz de la luna llena, Momotarou se adentró en el bosque oscuro donde habitaba la demonio. Con paso seguro y espada en mano, se enfrentó a la demonio con una mirada desafiante. Sin embargo, en lugar de atacarlo, la demonio lo miró con curiosidad y una chispa de sorpresa en sus ojos carmesí.
"¿Por qué sigues desafiándome, Momotarou?", preguntó la demonio con voz suave, rompiendo el silencio tenso que los rodeaba.
El guerrero, sorprendido por la pregunta, apretó con fuerza la empuñadura de su espada antes de responder con determinación: "Porque sé que detrás de tu apariencia demoníaca hay algo más, algo que puedo ver pero aún no entiendo".
La demonio sonrió con complicidad, desatando así una serie de eventos que llevarían a Momotarou a descubrir la verdad detrás de la demonio Carmesí y a enfrentarse a una elección que cambiaría su destino para siempre.