Bajo la luz mortecina de la luna, los estudiantes se encontraban reunidos en silencio en el patio de la escuela. En el centro, un ring improvisado se erigía imponente, iluminado por antorchas que lanzaban sombras danzantes sobre el suelo de tierra. En medio del ring, un joven sostenía en su mano el anillo misterioso que acababa de aparecer en medio de la clase esa tarde.
"Si quieres vivir, tienes que subir al ring y matar a un compañero de clase", resonó la voz fría y amenazante desde algún lugar oculto en las sombras. El joven miró a su alrededor, encontrando las miradas desafiantes y llenas de miedo de sus compañeros. Sabía que no tenía otra opción.
Con el corazón latiendo con fuerza en su pecho, el joven subió al ring, con cada paso resonando en el silencio sepulcral de la noche. Sus ojos se encontraron con los de su rival, un amigo cercano que ahora le miraba con determinación y tristeza. Ambos sabían lo que debían hacer.
El sonido del primer golpe resonó en el aire, seguido por gritos, lágrimas y el choque de cuerpos en una danza macabra. En ese momento, la humanidad se veía forzada a mostrar su verdadera naturaleza, en un juego brutal de supervivencia que pondría a prueba los límites de la moral y la cordura. ¿Quién sería el monarca de este juicio despiadado?