En una noche tormentosa, el inspector de policía Hisashi Sawamura se encontraba en su despacho examinando los detalles del caso del asesino en serie con el chubasquero. Mientras la lluvia golpeaba con fuerza las ventanas, una sombra misteriosa se deslizó por el pasillo, provocando un escalofrío en la espina dorsal de Sawamura. De repente, una risa macabra resonó en la oscuridad, haciendo eco en toda la estación de policía.
Sawamura sabía que el asesino estaba más cerca de lo que pensaba. Con cada víctima, el criminal se acercaba un paso más a su propia familia. La presión era intensa, pero Sawamura no podía permitirse dudar. Con determinación, se sumergió en la mente del asesino, tratando de descifrar sus retorcidos motivos.
Mientras tanto, en una casa abandonada a las afueras de la ciudad, el asesino con el chubasquero y la máscara de rana se preparaba para su próximo acto siniestro. Sus ojos brillaban con una mezcla de locura y satisfacción, revelando una verdad perturbadora: cada asesinato era parte de un plan cuidadosamente tramado para desentrañar los demonios internos de Sawamura.
El reloj seguía su implacable tic-tac, marcando el inicio de un juego perverso entre el bien y el mal, entre la razón y la locura. Mientras la lluvia seguía cayendo sin piedad, Sawamura se dio cuenta de que para detener al asesino, tendría que enfrentarse a sus propios miedos más oscuros y descubrir la verdad que se escondía tras la sonrisa del asesino que se reía bajo la lluvia.