Título: Mutagen.
El sol poniente arrojaba una luz naranja sobre los restos de la ciudad, mientras Mark se deslizaba entre las sombras, evitando a los mutantes que merodeaban por las calles. Con su mochila repleta de provisiones, seguía adelante, con la determinación de un superviviente incansable. Había aprendido a adaptarse a este nuevo mundo apocalíptico, donde la línea entre la humanidad y la bestia se desvanecía cada día.
En medio de un callejón oscuro, un grupo de saqueadores se abalanzó sobre él, buscando arrebatarle sus preciadas pertenencias. Con rapidez y astucia, Mark desenfundó su arma improvisada y se enfrentó a sus agresores, demostrando una destreza inesperada. Los saqueadores retrocedieron sorprendidos ante la habilidad de su oponente, pero uno de ellos, un gigante mutado, se abalanzó hacia él con ferocidad.
En un movimiento rápido, Mark esquivó el ataque y logró clavar su arma en el punto débil del mutante, haciéndolo caer al suelo con un gruñido gutural. Mientras los demás saqueadores huían despavoridos, Mark se quedó allí, respirando agitadamente, con la mirada fija en el mutante caído a sus pies.
En ese momento, una sombra se deslizó a su lado, revelando a una misteriosa mujer con ojos que reflejaban la determinación de un guerrero. Sin decir una palabra, extendió una mano hacia Mark, ofreciéndole una alianza en un mundo donde la confianza era un lujo peligroso.
Ambos sabían que juntos serían más fuertes, pero también eran conscientes de que en este nuevo mundo, la lealtad podía ser tan efímera como un destello en la oscuridad. Con un gesto de asentimiento, Mark tomó la mano de su nueva compañera, preparándose para enfrentar los desafíos que les deparaba el futuro incierto.
El mutágeno había transformado al mundo, creando criaturas monstruosas y seres sobrehumanos, pero en medio de la destrucción, una chispa de esperanza brillaba en la alianza improbable de dos supervivientes dispuestos a luchar contra las fuerzas que amenazaban con devorar lo que quedaba de la humanidad.