En la Escuela de magia Lumieria, Killey se encontraba nerviosa mientras repasaba sus apuntes para el tan esperado examen. Su aprendizaje como bruja estaba en juego y necesitaba sacar una buena nota para demostrar su valía. Mientras tanto, su familiar Nica, un ardillón pequeño y torpe, observaba con curiosidad desde un rincón de la habitación.
De repente, Nica tuvo una brillante idea. Con un destello en sus ojos avellana, se acercó sigilosamente a la mesa donde Killey estaba concentrada y, usando sus diminutas patitas, comenzó a organizar los libros y pergaminos de hechizos de la joven aprendiz. Killey alzó la mirada sorprendida al ver a Nica ayudándola, aunque de una manera desordenada y algo caótica.
A pesar de sus torpezas, Nica demostró una determinación inquebrantable para colaborar con Killey en sus estudios. Con cada hechizo revuelto y cada ingrediente mágico derramado, la conexión entre la aprendiz y su familiar se fortalecía. ¿Podría la ayuda desastrosa de Nica convertirse en la clave para el éxito de Killey en el examen? El destino de ambas estaba entrelazado en una trama mágica y llena de sorpresas.