En un pequeño pueblo costero de Japón, un joven llamado Takeshi vivía junto a su madre, Akari. Su vida era tranquila hasta que los usureros locales comenzaron a acosarlos, exigiendo pagos cada vez más altos. Hartos de los abusos, madre e hijo planearon escapar en la oscuridad de la noche.
El plan se vio truncado cuando, durante la huida, Akari resultó gravemente herida en un accidente. Con su último aliento, le confesó a Takeshi la razón de su sufrimiento: los usureros. Consumido por la ira y el dolor, Takeshi juró vengarse de aquellos que consideraba responsables de la tragedia que acababa de sufrir.
Decidido a no huir más, Takeshi se sumergió en las sombras de la noche, trazando un plan meticuloso para acabar con los usureros de una vez por todas. Sus ojos brillaban con determinación, su corazón latía con sed de justicia. El joven había perdido todo, pero estaba listo para hacer pagar a aquellos que le arrebataron todo lo que amaba.