La brisa fresca de la Era Meiji acariciaba el rostro de Mana mientras caminaba por los jardines del castillo. Sus ojos se posaron en Uesugi Masatora, el valiente general que la había protegido desde su llegada misteriosa a ese tiempo remoto. A pesar de su amabilidad, Mana no podía evitar sentirse atraída por la misteriosa mirada de Takeda Shigen, el rival de Masatora.
Pero detrás de las apariencias corteses y las palabras amables, se escondían secretos oscuros y traiciones inesperadas. Mana se vio envuelta en un triángulo amoroso peligroso, donde cada gesto, cada palabra, podía ser una trampa mortal.
Mientras el sol se ponía en el horizonte, los corazones de nuestros protagonistas estaban enredados en un laberinto de pasiones prohibidas y lealtades divididas. En la Era Meiji, el amor y la traición bailaban al compás de la historia, tejiendo un destino incierto para Mana y los generales que luchaban por su corazón.