Título: Noche blanca.
Suha estaba acostumbrado a deslizarse en la oscuridad de la noche para acariciar la mano de Chan-young, su amigo de la infancia. Aquellas manos, aquellas manos que lo mantenían despierto, que lo enloquecían de deseo. Suha sentía que su atracción por Chan-young iba más allá de la amistad, era una necesidad, una obsesión que lo consumía. Y él no podía resistirse a la tentación de buscar consuelo en la oscuridad de la noche, aprovechando cada momento a solas para acariciar esa mano que lo enloquecía.
Pero una noche, todo cambió. Suha, con la respiración agitada, se deslizó sigilosamente hacia la mano de Chan-young, solo para descubrir que su amigo no estaba dormido. Los ojos de Chan-young lo miraban con intensidad, con una chispa de complicidad que envolvía la habitación en un silencio tenso. Suha, temblando de culpa y deseo, no pudo articular palabra alguna.
Entonces, Chan-young rompió el silencio con una pregunta que resonó en la habitación: "Suha, ¿te gustan mis manos... o te gusto yo?" Las palabras retumbaron en la mente de Suha, sacudiendo los cimientos de su mundo perfectamente controlado. En ese instante, en medio de la noche blanca, los sentimientos dormidos salieron a la luz, revelando una verdad incómoda y peligrosamente tentadora.
La habitación se llenó de un silencio denso, cargado de expectación y deseo. Suha se dio cuenta de que ya no había vuelta atrás, de que el juego de sombras en el que se había sumergido los había llevado a un punto sin retorno. Y en medio de la noche blanca, entre susurros y miradas cómplices, los destinos de Suha y Chan-young se entrelazaron en un giro inesperado de pasión y confesiones.